Stop a Bordalás

11.02.2022
Bordalás (Foto: Tele5)
Bordalás (Foto: Tele5)

No todo vale, el marrullerismo llevado al extremo debe ser objeto de persecución arbitral 

Jon Zubieta

El recurso fácil en estos casos es quejarse, pero sería objeto de reprobación. Sí. En condiciones normales. Pero cuando el ejercicio de marrullerismo permanente se eleva a categoría top algo hay que hacer. No me gusta oír que en fútbol todo vale. No se puede confundir picardía en momentos claves con el juego atrincherado en trifulcas permanentes, en enguarramiento del juego -no sé si existe este término, pero me da igual, ya se me entiende-, en teatralización exasperante.

El catecismo perverso de Bordalás -pedazo de entrenador por otro lado- necesita un exorcista del estamento arbitral. Lo sucedido ayer en San Mamés fue un insulto al juego. En Bilbao, Zarra hizo del fair play religión y Bordalás ha venido del inframundo para convertirse en el príncipe de las tinieblas. 

Parones, simulaciones, burlas de Guedes y Bryan Gil al ser sustituidos, patadas, empujones, pérdidas exaperantes del tiempo sin reprobación arbitral, calentamiento de oreja del cuarto árbitro.. Se calentó demasiado el ambiente y el fútbol no puede ser esto. Cualquier día puede haber una desgracia en forma de agresiones, algo totalmente condenable.

Chuleado

De la misma manera que los trencillas saben que hay jugadores desquiciantes y les toman la matrícula -Raúl García es uno de ellos y sus refriegas continuas con el rival no las aguanto-, con los entrenadores debería pasar lo mismo. Si Munuera ve tanto canto al fútbol sucio no puede eludir responsabilidades y dar 'consejos' a Yuri. Se tiene que ceñir al espíritu del reglamento, a sancionar a los flagrantes ataques al fútbol limpio. Y no solo este trencilla, debe ser labor de todo el estamento arbitral. Nunca había visto a un Valencia tan sucio, aunque se puede replicar que Dani y Raúl García dan lo suyo, y es cierto, pero la diferencia es tan grande....

Ante las reiteradas faltas y parones se supone que el colegiado debía mostrar tarjetas en algún momento, aunque fuera la primera falta de ese futbolista solo fuera por castigar el comportamiento colectivo. Munuera estuvo contemplativamente 'chuleado' sin mover un párpado bajo la consigna del "Sigan, sigan". Horror. Tras esta retahíla de elogios al trencilla, habrá que reconocer que Marcelino no tuvo su día, como la mayoría de rojiblancos. Y Bordalás leyó muy bien el encuentro. Lo cortés no quita lo valiente.