‘The Guardian’ ahonda en la vida de Iñaki Williams y ensalza la hazaña de su récord

07.10.2021
Williams, en The Guardian
Williams, en The Guardian

"Bueno, si alguien tiene que quitarme el registro, que sea mi hermano", señala con humor el delantero del Athletic 

I. E.

El llamativo récord de Iñaki Williams, con sus 203 partidos seguidos en LaLiga, sigue causando admiración tanto a nivel nacional como internacional. No es corriente que un futbolista no se pierda ningún duelo durante 5 años, ni por lesión, ni por sanción, lo que le da un relieve distinguido a esa impresionante cifra.

Así, desde Inglaterra, el prestigioso diario 'The Guardian' se hizo eco de semejante logro y le dedicó una extensa e interesante entrevista publicada en su web. El medio de comunicación británico ahondó en las dificultades sufridas por sus progenitores desde que partieron de África hasta su llegada a Bilbao, andanzas de las que Iñaki tuvo consciencia una vez que su ama María se las comunicó cuando ya formaba parte de la primera plantilla del Athletic.

'The Guardian', anteriormente ya dedicó algunos interesantes artículos sobre la especial filosofía del Athletic en el mercado globalista del fútbol, incluso el propio autor, Sid Lowe, destacó la prolífica trayectoria de Aritz Aduriz en el club bilbaíno, tras cumplir los 30, una vez que decidió retirarse.

En un detallado relato cronológico el periodista y el propio futbolista rojiblanco fueron desgranando algunos pasajes relevantes hasta convertirse en león y años más tarde conseguir la cifra redonda de 203 duelos en LaLiga, que aún puede seguir aumentando en el futuro.

"Nunca pude pagarles, arriesgaron sus vidas"

La vida de Iñaki Williams cambió el día que conoció de primera mano, con 20 años y ya en el primer equipo del Athletic, por parte de su madre, María cómo fue la llegada a territorio nacional, desde su país de origen, con un auténtico infierno por el camino, repleto de obstáculos, como muchos otra emigrantes que abandonan África en busca de un mundo mejor.

"Escuchar la historia de mis padres te hace querer luchar aún más fuerte para devolver todo lo que sacrificaron por nosotros. Nunca pude pagarles, arriesgaron sus vidas, pero la vida que trato de darles es la que soñaron con darnos. Y, de alguna manera, podemos decir: 'Lo hemos logrado'", reconoció el atacante bilbaíno, para referirse al auténtico calvario de sus padres a través del Sahara y saltando la valla de Melilla, embarazada de él y la llegada hasta Bilbao, gracias a un abogado llamado Félix, donde comenzó su segunda vida.

Los detalles de esa travesía eran escalofriantes, como para habérselos contado con menos edad al león, y así los explicó al informador británico. "Partieron en un camión, uno de esos con la parte trasera abierta, 40 personas empacaron, luego caminaron días. La gente cayó, se fue por el camino, gente que enterraron. Es peligroso: hay ladrones esperando, violaciones, sufrimiento. Algunos son engañados. A los traficantes se les paga y luego a mitad de camino dicen: "El viaje termina aquí". Echarte, dejarte sin nada: sin agua, sin comida. Niños, ancianos, mujeres. La gente va sin saber lo que se avecina, si es que lo lograrán. Mi mamá dijo: 'Si hubiera sabido, me habría quedado'. Estaba embarazada de mí pero no lo sabía", desgranó sobre la dureza pasada.

Tras todo este ajetreo, el destino, Bilbao, gracias a Cáritas, donde nació y gracias a ello, la posibilidad en el futuro de poder formar parte del Athletic, con su especial filosofía para gente de la tierra. "Mis amigos y yo hablamos de eso: maldita sea , increíble. Todo sucede por una razón. Si no hubiera nacido en Bilbao, nunca hubiera jugado en el Athletic. Mis padres cruzaron el desierto y fueron llevados al País Vasco. Eso no parece casualidad", admitió.

Árbitro por 10 euros el partido

Y posteriormente, su traslado a Pamplona donde apreció la figura de su padrino, Iñaki Mardones, que se encargó de ofrecer acogida a sus padres y de darle su mismo nombre al niño nacido poco tiempo atrás. Con el desplazamiento de su padre a trabajar a Londres donde se le presentara cualquier oportunidad. "Trabajaba en un centro comercial cerca de Chelsea limpiando mesas en los comedores o como guardia de seguridad, rompiendo boletos en Stamford Bridge. Cualquier trabajo que nadie quisiera", señaló.

Iñaki mientras tanto, gracias a la labor de intermediación de su nuevo tutor "tenía comida, algo que ponerme y, en comparación con muchas, muchas personas, era rico . La historia de mis padres me dijo eso", advirtió.

Llegó el momento en que los derroteros de la vida le llevaron al bilbaíno hacia el fútbol, incluso antes llegó a arbitrar en ligas locales, a cambio de 10 euros por partido. Cualquier dinero era bueno. Pero el destino puso al Athletic en su camino y su vida y la de su familia dieron un vuelco, tiempo antes haciendo las labores casi de padre con su hermano pequeño Nico.

Su ascenso al primer equipo, una báslamo familiar. "No fue solo el debut en sí, fue lo que trajo. Significó traer a mi papá de vuelta de Londres, reunir a mi familia después de 10 años, mi hermano pequeño tenía la figura paterna, la estabilidad, la familia que tanto queríamos. Soñaba con ser futbolista pero también con reunir a mi familia", expuso.

A partir de ahí, partidos y más partidos en el Athletic, labrándose su propia historia, como el segundo jugador negro tras Jonás Ramalho. Y con la xenofobia aún azotando, incluso con el desagradable incidente racista en el campo del Espanyol hace dos temporadas. "Mi llegada me abrió las mentes. El Athletic me ha hecho mucho bien y espero haberlo hecho bien al Athletic. Los futbolistas no suelen hablar, pero es bueno para la sociedad. Si tiene el poder de llegar a la gente, debería hacerlo. El racismo es una mancha, una enfermedad que hay que erradicar. La sociedad está cambiando: es más abierta, hay más inmigración, más diversidad. Cuando llegué, había muy pocos niños negros; ahora hay más en el sistema juvenil", destacó el atacante.

"Cuando me llaman mis abuelos, les hablo en twi. Admiro y amo Ghana"

Así, aún lejos del territorio de sus padres, siente aún el apego por su origen, africano, de Ghana, algo de lo que se enorgullece. "Cuando mi mamá está enojada, nos insulta en ghanés, pero hablamos español. Cuando llaman mis abuelos, les hablo en twi. Admiro y amo a Ghana, la cultura, la comida, la tradición. Mis padres son de Accra y realmente disfruto yendo. Pero no nací ni crecí allí, mi cultura está aquí y hay jugadores para quienes significaría más. No creo que sea correcto ocupar el lugar de alguien que realmente merece ir y que se siente Ghana al 100%", reconoció.

Todo lo vivido le ha hecho más fuerte a Williams, incluso para conseguir no perderse un partido desde el 17 de abril de 2016, con un físico portentoso y una explosividad fuera de lo normal. "Los médicos y fisioterapeutas dicen que es increíble, que es imposible que vuelva a ocurrir un caso como este, especialmente jugando juegos de alta intensidad cada tres días. Estaría mintiendo si dijera que no he jugado con golpes o dolor; He jugado con medicación, con inyecciones, momentos en los que el técnico y el equipo te necesitan. Y tuve dos temporadas entrando en las últimas semanas con cuatro amarillas. "Buah, si hay un quinto, es una sanciónn". Pero no protesto mucho ni pateo a nadie", resaltó.

Además, la pasada campaña pudo cumplir uno de sus sueños, más allá de los logros deportivos, como poder jugar junto a su hermano pequeño Nico, algo que tuvo lugar por primera vez en el partido frente al Valladolid en San Mamés, aunque sin público y que ya ha podido repetir 8 veces más, incluido en duelo ante el Alavés en el que logró superar la excepcional marca.

"Yo tengo una historia que comencé a escribir hace siete años; tiene que escribir el suyo propio. viviendo esto juntos, estoy orgulloso de él y lo está haciendo muy bien, progresando rápido, pero todavía le queda mucho, mucho, que demostrar y mucho, mucho, trabajo por delante. Déjalo ser, déjalo crecer, déjalo ganar lo que venga", señaló, aunque con una pequeña pega, siempre y cuando no sean 204 juegos seguidos. Sin embargo Iñaki Williams se tomó con humor el poder perder algún día ese récord. "Bueno, si alguien tiene que quitarme el registro, que sea mi hermano", dijo. Que todo quede en familia. (Foto: The Guardian)